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lunes, 14 de septiembre de 2009

LAS PANDILLAS VIOLENTAS EN AUMENTO EN ESPAÑA



Nuevas bandas latinas: La jungla en la madre patria
Dominican don't play y Trinitarios han pasado de ser las pandillas latinas menos conflictivas a sembrar de violencia las calles. Un fenómeno que causa estragos en EE.UU. y gana adeptos en España


La formación de pandillas de jóvenes, e incluso de niños, que cometen actos delictivos es un problema que va en aumento.
Las pandillas, definidas en el diccionario como “grupos de amigos que suelen reunirse, para conversar o solazarse o con fines menos lícitos”, están adoptando características similares a las centroamericanas, las violentas maras. Profesionales, policías, vecinos y autoridades coinciden en que éstas nacen fruto de la desestructuración de la familia, el fracaso escolar y la influencia de películas y video juegos violentos.
Su proliferación va en aumento, cerca del 80 por ciento de los actos delictivos que se cometen y denuncian están relacionados con pandillas, que uno de cada cuatro jóvenes detenidos es reincidente y que 70 por ciento de ellos son menores de 18 años.
Los pandilleros generalmente son chicos que sufrieron discriminación, maltratos, en las que el machismo es evidente por la violencia intrafamiliar y donde, por las exigencias económicas, ambos padres salen muy temprano de sus hogares para trabajar y vuelven a altas horas de la noche, dejando a sus hijos sin control.
En ésta “edad crítica” los jóvenes pretenden identificarse, buscan un “autoconcepto de sí mismos” y se unen para compartir. Así evolucionan las pandillas. La primera fase de éstas sucede, normalmente, en las escuelas y colegios, donde sus futuros afiliados se conocen, estudian, hacen trabajos prácticos y así germina un lazo de amistad.
Con el tiempo, los muchachos se dan cuenta de que el grupo les otorga poder y confianza, por lo cual desafían a otros de su edad, pelean, porque saben que tienen el apoyo de sus compañeros. ¿Y de dónde aprenden esta violencia? Por ejemplo, en una entrevista a decenas de chicos y chicas de pandillas, dió como resultado que el 99 por ciento habían visto películas violentas y jugado en video juegos de extrema violencia “Eso lo replican en diversas situaciones, en sus códigos lingüísticos, pautas de conducta, formas organizativas”.


¿Y que hacen nuestros políticos?


¿Para cuando la reforma de la ley del menor?

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