¿PRESIDENTE o PRESIDENTA?
En español existen los participios activos como derivados de los tiempos verbales.
El participio activo del verbo atacar, es atacante; el de salir, es saliente; el de cantar, es cantante; el de existir, existente.
¿Cuál es el participio activo del verbo ser?
El participio activo del verbo ser, es "el ente". ¿Qué es el ente?.
Quiere decir que tiene entidad.
Por ese motivo, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega al final "-nte".
Por lo tanto, a la persona que preside se le dice presidente, no presidenta, independientemente del sexo que esa persona tenga
Se dice capilla ardiente, no ardienta; se dice estudiante, no estudianta; se dice paciente, no pacienta; se dice dirigente y no dirigenta.
El que mandó esto frustró a un grupo de hombres que se había juntado en defensa del género.
Ya habían firmado:
el dentisto,
el poeto,
el sindicalisto,
el pediatro,
el pianisto,
el turisto,
el taxisto,
el artisto,
el periodisto,
el violinisto,
el telefonisto,
el gasisto,
el trompestisto,
el techisto,
el maquinisto,
el electricisto,
el oculisto,
el policío del esquino
y, sobre todos, ¡el machisto!
Uno que esta muy bien y sí podemos aceptarlo ..en vez de: esa persona es UN CARGO PUBLICO, esa persona es UNA CARGA PUBLICA ....
La incultura gramatical de la mayoría de políticos, de algunos periodistas, de todos los colectivos de feministas progres, sonroja y hasta produce vergüenza ajena a cualquier ciudadano medianamente culto y con un mínimo de sentido común.
El último desproposito linguistico.....
La FEMP aconseja decir “varón” y no “hombre” para no herir a la mujer
Publicado el 14-09-2009 , por J. M. Lamet. Madrid
La “insostenibilidad” lingüística de los “bientrabajadores” mandatarios de España alcanza nuevas cotas gracias a un estudio malagueño adoptado por la Federación de municipios.
Bienvenido o bienvenida a esta página. Si usted es uno de esos lectores –o “de quienes leen”, forma más correcta y asexual– que aborrecen la deriva lingüística de los “bientrabajadores” políticos españoles, está a punto de sumergirse en una disección del nuevo discurso correcto imperante. O sea, que se asoma, estimada “persona lectora”, a “un mirador interpretativo” con vistas a la degradación del diccionario en pos de la canonización de los “laboratorios de género”.
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