UN MILLÓN DE VELAS POR LA VIDA Saber más....
Más que ninguno, el tema del aborto ilustra la tendencia ocasional de la Izquierda de plasmar en forma tan entusiasta lo que se llama una «reforma» que olvida pensar el tema en detalle.
No pensamos que tenemos ni el lujo ni el derecho de elegir algunos tipos de asesinato y decir que ellos son correctos, mientras otros no lo son. Una vida humana es una vida humana, y si la igualdad significa algo, significa que la sociedad no puede valorar algunas vidas humanas más que las otras.
Una sociedad que permite que la vida de cualquier individuo (nacido o no nacido) dependa de que esa vida sea "querida" o no, todos los ciudadanos están en peligro».
El aborto es una salida cruel
¿No era el signo tradicional de la Izquierda la protección de los débiles y los pobres?.
El niño nonato es la imagen más desamparada de la humanidad, inclusive más necesitada de protección que el pobre granjero arrendatario, el paciente mental o el balsero en alta mar.
Como dijeron Thomas Jefferson y sus amigos, es evidente de por sí, se presenta antes que el derecho a la libertad y el derecho a la propiedad. El derecho a existir, a ser libre de la agresión de otros, es la base de la igualdad. Sin ese derecho, los otros derechos son insignificantes, y la vida se convierte en una especie de guerra en la que la fuerza decide todo. No hay igualdad, porque la conveniencia de uno precede a la vida de otro, basado exclusivamente en que la primera persona tiene más poder. Si no protegemos este derecho para todos, no está garantizado para nadie, porque cualquiera puede tornarse débil y vulnerable al ataque.
El aborto brutaliza a los que lo llevan a cabo, lo sobrellevan, pagan por él, se benefician con él y permiten que ocurra. Muchos de nosotros miramos hacia otro lado porque no queremos pensar sobre el aborto. Una parte de la realidad se bloquea dado que no se quiere ver cuerpos rotos saliendo de casa o yendo a un incinerador en esas aterradoras bolsas plásticas. Las personas niegan su propia humanidad cuando rehúsan identificarse o al menos reconocer el dolor de otros.
Con algo que es peor: ellos están haciendo dinero mediante la miseria de otros, de las mujeres explotadas y los niños muertos. Médicos, comerciantes y directores clínicos están haciendo una gran cantidad de dinero a partir del aborto. Trabajos e ingresos elevados dependen del aborto, es parte del producto bruto nacional. Los paralelos de esto con el complejo industrial-militar deberían ser obvios para cualquiera que estuvo involucrado en el movimiento contra la guerra.
Y el argumento de la «pendiente resbaladiza» es correcto: realmente, la gente pasa de aceptar el aborto a aceptar la eutanasia, la «selección» para el problema del hambre y la «ética del salvamento» como una guía general para el comportamiento humano. Nos dejamos caer por la pendiente que nos retrotrae a la jungla.
Para salvar a los niños más pequeños, y así salvar su propia conciencia, la Izquierda debería pronunciarse contra el aborto.
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