Las mismas manos que buscan en la basura son las que ofician de cubiertos, y las resignadas personas se llevan los restos de alimentos a la boca.
El estado de la comida varía.
En algunos locales, los empleados a espaldas de sus gerentes, separan los restos que se encuentran en mejor estado y se los guardan a los más habituales, que de tanto ir ya se ganaron su derecho de piso y gozan de ese pequeño privilegio.
Esto ya está pasando en España, personas que debajo de la ceja, de la Z de Zapatero se les ve una mirada triste, no son las caras sonrientes de los del sindicato de la ceja, sonrientes de la pasta que chupan del gobierno cual vampiros chupando la sangre.
A estos sinvergüenzas no les falta un buen solomillo, unos mariscos, un vino crianza, no les falta de nada, saben como vivir del cuento.
¿Para que tenemos un ministerio de la igualdad, QUE IGUALDAD?
Aquí solo viven los caraduras, los jetas, los pancarteros, los de la SGAE.
¡LOS SINVERGÜENZAS!
Cada vez más gente busca entre los contenedores alimento y no son, precisamente, pobres al uso.
Dos millones de pensionistas españoles viven por debajo del umbral de la pobreza. Nuestros mayores cobran poco y lo que ganan no les da para mucho.
Al cierre de supermercados y mercadillos muchos jubilados se esmeran en buscar entre la basura aquellas "gangas" que otros consideran despojo.
Comer de la basura se está convirtiendo en una práctica cada vez más habitual entre los jubilados españoles. Con lo que ahorran consiguen llegar a fin de mes.
Solo se les permite un derecho.... comer de la basura.
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