LA NUEVA WEB

lunes, 20 de diciembre de 2010

Profe, no hables de jamones delante de un musulmán

Por desgracia, hasta eso hemos llegado. Resulta que un profesor en Andalucía fue denunciado por la familia de un alumno musulmán, de primero de la ESO (doce años), por hablar el profesor en la clase… ¡de jamones! ¡Resulta que el alumno musulmán fue ofendido en sus creencias al oír hablar que en España se procede a la curación de jamones! Y no solo estaba ofendido, sino su familia veía a bien denunciar a un profesor con veinte años de experiencia por menosprecio de las creencias religiosas de dicho alumno. Por colmo, el asunto está siendo investigado por la policía. ¡Kafka se queda corto!

Y nosotros, otra vez hablando de la falta de respeto de los españoles a otras culturas, que si la falta o no de sensibilidad, o no sé qué. Pero no hablaremos del atentado en Bagdad, de la amenaza a Asia Bibi, de que en Inglaterra enseñan a los niños musulmanes cómo aplicar las amputaciones, de los condenados a muerte en Irán por el simple hecho de convertirse en cristianismo, y en mil cosas más. Todo eso le suena a fresco a muchos musulmanes, que por lo ocurrido ni se inmutan lo más mínimo. La prueba es que se atreven a denunciar este hecho estrambótico, o mejor dicho lo convierten en tal, y todavía habrá quienes les defiendan y volverán a hablar de lo cansino por enésima vez, mientras el silencio reinará sobre los hechos arriba recordados.

Porque en España de género, solamente se puede hablar de lo permitido. De lo que te permita el cerdo de Orwell (si hoy hubiese tenido que escribir su novela, al parecer tendría que buscar otro animal para representar al dirigente, por desgracia el gorila le podría servir). Si no, te tapa la tierra. Pero, así lo tenemos merecido.

No solamente en el caso de “jamones”, para recordarlo como signo de derrota nuestra. Hace unos años en un instituto español, un profesor fue denunciado por abuso hacia una alumna. Una denuncia, nada más. La policía se presenta en medio de clase, lo esposa y se lo lleva. Luego, no había pasado nada, el hombre era inocente. Pero, ¿dónde quedó su fama, su honor? Hasta su salud psicológica. Y nadie de sus compañeros protestó contra esa detención tan vergonzante y humillante.

Otro profesor (sexo débil actualmente, como débil es la figura del padre – da igual que la mujer se vaya con otro, los hijos son para ella - y todo eso por el ataque al concepto de la autoridad, consecuencia última del ataque al Padre) recibió en su departamento a dos alumnas en la revisión de un examen. Fue denunciado por una de ellas por abuso (la nota tal vez no fue muy de su agrado). Esta denuncia, que luego se retiró por la misma alumna, le costó al infeliz el hundimiento en su matrimonio, ya que su mujer dejó al “abusador”.

Pero así lo tenemos merecido

Ya que ni los profesores, ni los padres, ni la sociedad reacciona frente a la fuerte anestesia a la que está sometida. Espero que este caso también, uno de tantos, nos haga reaccionar por fin. Desde estas páginas mostramos nuestra solidaridad con el profesor agredido en su dignidad y profesionalidad e invitamos a todos los profesionales de enseñanza reaccionar activamente frente a estos atropellos, aunque sea por el interés propio, ya que mañana, quién sabe a quien le puede tocar.

Termino con palabras del escritor croata Andric, aficionado a escribir en serbio, de su novela “Patio Maldito”: “la calidad de una Nación se puede comprobar al observar la cantidad de inocentes y presos políticos en las cárceles, y la cantidad de gentuza que anda suelta”.

Milenko Bernadic

Asociación de Docentes Santo Tomás de Aquino
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1 comentario:

albertomejiav dijo...

Son muy interesantes todos los comentarios y llenos de razones, disfruto de la lectura.
Una navidad en paz para usted y su familia desde mi amada Colombia.