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miércoles, 19 de mayo de 2010

JOSE LUIS RODRIGUEZ ZAPATERO UN PRESIDENTE QUE NO CREE EN DIOS NI EL HUMANISMO

Quiñones -”vicepresidente de la Asociación de Familias Hipotecadas, Embargadas y Afectadas por Abusos Bancarios de Elche (Alicante)-” lleva desde el 20 de abril del 2009 a las puertas de La Moncloa para que le reciba el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Quiñones recorrió a pie los cuatrocientos kilómetros que separan Elche de Madrid para «exigir al Gobierno unas hipotecas justas» y la paralización de los embargos a los desempleados.

La prensa nos informaba el sábado de que el SELUR (Servicio Urgente de limpieza del Ayuntamiento de Madrid) retiró “por salubridad” algunos objetos acumulados por manifestante de Moncloa. Segundo Quiñones, doy fe, es persona limpia y cuidadosa con su precario alojamiento y alrededores, que barre y limpia asiduamente. Lo cuida de manera excelente dadas las circunstancias que se ve obligado a pasar. Segundo lucha contra la injusticia, pacíficamente, como un valiente; reclama como debería hacerlo un verdadero socialista, y no como otros con más medios. En ese espejo deberían mirarse Zapatero y los presuntos sindicatos de clase. Explica Horacio García Pacios (Presidente de ARENCI en León y Castilla, trabajador social)

«¡Me juego la vida, pero no me pienso ir!»

Se pone fin a la «acampada protesta» de Segundo Quiñones frente al Palacio de La Moncloa.

Un agente local, con muy poco talante, le avisó de su retirada en el día de hoy: «Las órdenes vienen de arriba», le explicó sin más. Eso sí, con gran entereza, Segundo advirtió de que su lucha continuaría: «Estoy dispuesto a jugarme la vida, aquí o en el otro lado del puente, pero no me pienso ir de La Moncloa».

Justo el 20 de abril, Segundo cumplió un año apostado frente a la residencia del presidente del Gobierno. Vino andando desde Elche para solicitar una cita con José Luis Rodríguez Zapatero. Su intención era pedirle una solución para él y los casi 4,5 millones de parados que hay en este momento en el país. En su caso, su situación de desempleo le ha llevado perder su casa por impagos, pero su gran problema no es ése, sino la hipoteca de ese bien que aún tendría que pagar; un obstáculo para salir adelante. «Solo quiero llegar a un acuerdo para que me quiten la hipoteca de una casa que no tendría», dice desesperanzado.

Este hombre ha soportado frío, lluvia, soledad, delirios, dos huelgas de hambre, ha combatido durante este año contra tres subastas de su casa, y ha subsistido con el alimento que le ha proporcionado la caridad humana. Hoy quieren poner fin a su pelea, pero la calle no ha quitado las fuerzas a este colombiano. Además de conservar el buen humor mantiene su honor, de lo poco que le queda.

«No me han recibido pese a entregar a diario un escrito para que me atienda el presidente. Lo único que me han ofrecido es que me acoja al retorno voluntario a mi país, cuando estoy casado con una mujer española y tengo un hijo español. Me dijeron que esperaban a que me aburriera y me marchara, pero no llegará ese momento», manifestaba seguro de sí mismo.

Ahora, antes de que acabe su andadura, al menos en la parte del puente más cercana al palacio, Segundo quiere saber cuál es el motivo por el que se le echa. «No me voy a amedrantar.


Ése es el Partido Socialista que defiende al obrero.


Estos no defienden a nadie, sino sus propios intereses», pronunciaba alterado.

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