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martes, 25 de agosto de 2009

DEL CERDO HASTA LOS ANDARES

Al comer en un restaurante francés o cantonés, se degustan algunos de los platos más refinados del mundo. En el menú se incluye por lo menos un plato de cerdo, y con frecuencia muchos. En Francia, hasta las aldeas tienen su propia charcuterie, carnicería especializada en cortes de carne de puerco guisada y en embutidos. En China hay cerdos por doquier, y todos los comen. Sin embargo, el judaísmo y el islamismo tienen por "inmundo" a este animal, y sus creyentes no deben comerlo.
¿Cómo sucedió esto? El libro del Levítico, en el Antiguo Testamento, establece que los animales "limpios" son los que rumian y tienen la pezuña hendida. El cerdo es de pezuña hendida pero no rumia y, por lo tanto, es "inmundo" y no debe comerse. Entre otros animales "inmundos" están las aves que no vuelan, como el avestruz, y los animales acuáticos que no nadan, entre éstos los mariscos.

Además de abstenerse de la carne de cerdo, los musulmanes no comen animales carnívoros, aves que capturen su presa con las garras, ni carne de burro doméstico. El islamismo y el judaísmo tienen en común numerosos preceptos y ritos, y es razonable suponer que el Islam tomó algunos directamente de la religión vecina, más antigua. Sin embargo, esto no explica la razón original subyacente de la prohibición de comer puerco.
Hábitos antihigiénicos Una teoría sugiere que el tabú nació de que el cerdo es literalmente un animal sucio, además de que es arriesgado comerlo. Se revuelca en el lodo y come toda clase de basura, fuente de lombrices parasitarias que pueden provocar enfermedades en el hombre si la carne no se cuece correctamente. Pero en el Cercano Oriente la gente había domesticado el cerdo, cuya carne comía, casi 45 siglos antes de que se escribiera el Levítico, hacia el año 450 a.C. Como advertencia sanitaria se antoja un poco tardía.
Según ciertos antropólogos, la verdadera explicación se relaciona con los hábitos alimentarios del cerdo y su afición a revolcarse en el lodo. Los animales que rumian, como el ganado vacuno, caprino y ovino, lo hacen como parte de un complicado proceso digestivo adaptado a una dieta rica en celulosa, o sea pastos. El cerdo no vive de hierba; tiende a comer las mismas verduras que la gente. Los hebreos itinerantes no podían mantener animales que, de hecho, les disputaban el alimento. Además, los cerdos necesitan mucha agua si no pueden darse un satisfactorio baño de lodo, ya que no sudan. El lodo les ayuda a disipar el calor corporal: de hecho, es un medio más efectivo para eliminar calor que un baño normal en agua. Los hebreos, que vivían en áridos pastizales, tenían pocos recursos para complacer a animales que requieren mucha agua, como los cerdos.
El islamismo surgió en un ambiente muy similar. Ambas religiones tenían buenas razones económicas para desaprobar la cría del cerdo, y excelentes motivos religiosos para mantener a sus seguidores separados de sus vecinos. Para las dos, las estrictas leyes dietéticas fueron un método sencillo y eficaz de recordar a sus creyentes las diferencias que tenían con los demás, de una manera que no les causara grandes molestias.
Pulso Digital.net

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