Trampas y miserias del Estado del bienestar
Los servicios públicos, atascados por la crisis, desvían a miles de ciudadanos hacia Cáritas - España destina a gasto social 74.000 millones menos de lo que le correspondería por su nivel de desarrollo
"España es un gigante económico con pies de barro sociales".
Esta advertencia del economista Vicenç Navarro resume las alarmas de las organizaciones de caridad ante los desastres que está causando la crisis en cientos de miles de hogares españoles.
En 2008, Cáritas atendió a un 50% más de personas que en 2007 y ahora las peticiones de alimentos y artículos básicos aumentan el 89,6%, y un 65,2% las ayudas para hacer frente a alquileres o hipotecas.
Los mismos incrementos están registrando las cocinas económicas de las Hijas de la Caridad o el Banco de Alimentos en sus múltiples sedes.
En la España que "va bien", hay gente que no tiene para comer y ha de esperar hasta cinco meses a que la Administración Pública, en sus diferentes niveles, le conceda las ayudas a las que tiene derecho por ley.
La crisis revela que España es un gigante económico con pies de barro sociales
Las peticiones de alimentos y artículos básicos aumentan el 89,6%
Buena parte de las personas atendidas por las organizaciones católicas de caridad acudieron antes a los servicios sociales públicos, sin resultado alguno.
A veces, son estos servicios públicos quienes, desbordados o sin presupuesto, envían a esas personas a las ONG, para que les atiendan.
"Es una grave dimisión de responsabilidades", lamenta el secretario general de Cáritas, Silverio Agea.
El 52% de las personas que atiende Cáritas han sido derivados desde los ayuntamientos.
"Cáritas tiene el compromiso de fe para atender a estas personas, pero quienes tienen la obligación son las administraciones públicas, que son quienes administran nuestros impuestos", sentencia.
Al profesor Navarro, catedrático de Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, las quejas y denuncias de Cáritas no le han sorprendido.
Lleva años advirtiendo contra las mentiras que escondía la reiterada presunción de que "España va bien", proclamada sin rubor por gobernantes de todos los colores ideológicos.
"Cáritas añade su voz a una larga lista de documentos que muestran las enormes insuficiencias del gasto público social en España y en cada una de sus comunidades autónomas.
Aunque nuestro país ha hecho grandes avances en las áreas económicas, estamos todavía muy retrasados en las áreas sociales.
En realidad, treinta años después de haber terminado la dictadura (que se caracterizó por su enorme insensibilidad social), España continúa estando a la cola del gasto público social por habitante en la UE-15 (el grupo de países de semejante desarrollo económico al nuestro)", reitera de nuevo Vicenç Navarro.
Silverio Agea, de Cáritas, coincide en el análisis.
Pese a la intensidad de la crisis, "los fondos públicos para ayudas básicas están este año en el mismo nivel que en 2007".
Agea concluye reclamando un "pacto de Estado" para cubrir a todos los necesitados en todo el territorio nacional, sin diferencias entre autonomías.
Cáritas acaba de publicar un informe elaborado por los expertos Miguel Laparra (Universidad Pública de Navarra) y Luis Ayala (Universidad Rey Juan Carlos) sobre el sistema de garantía de ingresos mínimos en España y la respuesta urgente que requiere la crisis social.
El trabajo incide en que el sistema de protección español está "siete puntos por debajo de la Unión Europea".
Será remitido a los grupos parlamentarios y al Gobierno porque, como explicó Agea, "Cáritas tiene el objetivo de complementar los servicios públicos, no de sustituirlos".
Primeras horas en una de las 468 oficinas de Cáritas en la diócesis de Madrid.
Acaba de entrar una muchacha.
Tiene 28 años, pero aparenta menos.
Llega con dos chiquillos.
Vive en la barriada de Carabanchel y acaba de quedarse sin casa.
Tampoco tiene trabajo.
Y ha perdido, además, al padre de sus hijos.
Se ha marchado.
Nada, no tiene nada.
La mujer parece asustada, como un perrito apaleado.
Ha acudido antes a las puertas del Estado.
En realidad, llega a Cáritas remitida por los servicios sociales municipales.
Es evidente que tiene derecho a una atención urgente, de emergencia, por parte de la Administración autonómica o municipal (una vivienda de integración, la renta social básica, el llamado salario social, etcétera), pero los servicios públicos están saturados. Ahora mismo, tardan meses -un mínimo de dos, a veces más de cinco meses- en tramitar esas ayudas, así que la propia trabajadora social ha tomado la decisión de remitir el caso a Cáritas.
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Pues menos mal que existe Cáritas, porque si todas las familias que están en la ruina económica, pasando hambre, y autenticas penurias tuvieran que comer con lo que les diesen, sindicatos, casas del pueblo, asociaciones supuestamente sociales, partidos políticos de esa izquierda que pone a caldo a la iglesia y que abogan por su desaparición.
¡¡¡SE MORIRIAN DE HAMBRE!!!
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