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lunes, 27 de julio de 2009

CONTROLAR LAS SEMILLAS ES CONTROLAR A LOS PUEBLOS

Bajo la apariencia de contribuir al desarrollo en el mundo, un reducido grupo de empresas transnacionales norteamericanas controlan a nivel mundial y comercializan las semillas, granos y productos químicos empleados en la siembra.
A través de las semillas transgénicas y sus patentes, se han hecho con la llave de la cadena alimentaria

(EXTRACTO)
Alternativa Latinoamericana
¿En qué consiste la industria de los agronegocios y qué se esconde tras esa supuesta labor de “contribuir al desarrollo en el mundo?”
En primer lugar, la industria de los agronegocios es una infraestructura productiva mundial de alimentos, controlada por unas pocas corporaciones privadas. Se basa en algo tan antiguo como la agricultura y la producción de alimentos, algo que forma parte del proceso de desarrollo de la humanidad que pasa de recolectora a domesticadora y productora de alimentos básicos para todos. Por eso se habla de la “privatización” de un bien que es común; una manera de apropiarse unos pocos, de algo que nos pertenece históricamente a toda la humanidad. Es transformar a la agricultura en “industria”. El gran negocio comienza en EEUU con los hermanos Rockefeller y su idea de poner en marcha un proyecto de expansión mundial, de diversificación de sus negocios, de dominio, de poder y por supuesto de dinero. Son ellos los que ponen en marcha la denominada “Revolución Verde,” que comienza en los años 50 en México y que luego se completa con su otro proyecto, la llamada “Revolución Genética”. Para ayudar a toda esta expansión, se ponen en marcha dos argumentos que poco a poco van tomando fuerza. Uno, problematizar el crecimiento de la población del mundo -una perspectiva que ya había empezado con Malthus-. Y por otro, la idea de que sólo un sistema de “libre mercado” podría asegurar el alimento a esa creciente población.
”La Revolución Verde ha sido una revolución química llevada adelante por corporaciones petroquímicas que han impuesto el uso de herbicidas y pesticidas a muchos de los países pobres que no tenían posibilidad de comprarlo sin los créditos facilitados por del Banco Mundial”.
-¿Quién controla hoy los alimentos y cómo?
Fuera de las corporaciones que comercializan los alimentos, como Cargyll que se dedica a los granos, y los especuladores que operan en la Bolsa de valores, el control de los alimentos está realmente en manos de cuatro corporaciones. F. William Engdahl las llama “los cuatro jinetes del apocalipsis de los transgénicos” y son las siguientes: Monsanto Corporation, Du Pont Corporation y su Pioner Hi-Brend International, y Daw Agro Sciences -todas americanas-, y Syngenta, que es suiza. Estas corporaciones utilizan como su mayor arma los transgénicos, o semillas genéticamente modificadas. El Congreso de los Estados Unidos concedió a estas corporaciones un derecho exclusivo de patente sobre estas semillas, y lo hizo supuestamente para proteger a estas semillas y evitar que fueran contaminadas con DNA (material genético) ajeno al del genoma de la planta -evitando que fueran transformadas o substancialmente alteradas-.
”Durante un tiempo la Unión Europea no permitió transgénicos por cuestiones científicas y de salud, pero en 2006 cambia de opinión”.

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