Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla. El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: "Si, lo haré, si eso salva a Liz." Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A qué hora empezaré a morirme?" Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba. (Recibido por email)
Da todo por quien ames.
AMA COMO NUNCA HAS QUERIDO
NO DESPRECIES LA AMISTAD DE TUS AMIGOS.
VIVE LOS DÍAS CON FE, AMOR Y PAZ.
TRABAJA COMO SI NO NECESITARAS EL DINERO.
Y BAILA COMO SI NADIE TE VIERA.
5 comentarios:
La vida nos da grandes lecciones, ojalá todos las aprendieramos. Tus entradas están haciendo que mis lágrimas broten, pero de emoción.
Gracias una vez más, Javier, por hacerme sentir.
Un relato que nos lleva a la reflexión. Gracias Javier por compartirlo.
Un abrazo enorme y feliz día.
Rampy
Preciosa y conmevedora entrada para reflexionar, un abrazo
Una bella historia que hace reflexionar sobre si hacemos todo lo que podemos...
Besitosssss
Conmovedora carta la que has recibido Javi.
Con solo 5 añitos,este niño ha demostrado su enorme capacidad para amar.
Un besito.
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