Recientemente ha presentado el libro Un Blanco Deslumbramiento, donde pone poesía a la historia de un niño paralítico cerebral, que es su propio hijo Cris.
Existe la Navidad esa del jolgorio, las comilonas, el bullicio, las luces, los regalos, y esa otra Navidad que por desgracia, muchas familias padecen. Esa Navidad que a veces tiene la forma de un hijo discapacitado, otras veces son los padres, otras los problemas económicos, la tristeza, la soledad, etc.. A veces, nos quejamos de vicio. Mi hijo
(Andrés Aberasturi)
Casado, dos hijos; el mayor va por su cuenta y sobre el segundo, discapacitado, los jueces me han devuelto la patria potestad. Cuando tuvimos que pasar el mal trago de incapacitarlo, en el Juzgado de Familia de Madrid no había ningún sitio reservado donde aparcar el coche y hacer las maniobras pertinentes de sacar la silla de ruedas, bajar al chico y colocarlo. Dentro del juzgado (insisto: el dedicado entre otras cosas a incapacitaciones) tampoco había sistema alguno para sortear los obstáculos con la silla de ruedas pero sí un arco de esos que pita si llevas algo de metal. Los ascensores eran también normales, es decir pequeños e inadecuados para una silla de ruedas. Sigo. Para los tres que componemos la unidad familiar, una situación más o menos normal aunque siempre dura, voy por la vida con la friolera de 12 (doce) tarjetas sanitarias: tres de la comunidad de Madrid, tres de la de Castilla La Mancha (en donde vivo la mayor parte del tiempo), tres de la Asociación de la Prensa y tres más de la empresa colaboradora de RTVE. Sigo.Algunos complementos médicos que tiene que tomar mi hijo los puedo comprar en Madrid por la Seguridad Social, pero no están incluidos en Castilla La Mancha y al contrario. En Madrid a mi hijo se le considera a todos los efectos como jubilado pero no así en la comunidad vecina. Cada vez que le recetan algo en uno de los dos sitios, le dan de alta por las buenas en la Comunidad que sea y causa baja en la otra. Todo, claro, sin consultar conmigo. Sigo.Estamos citados para el próximo mes con el fin de que "lo valore" una comisión de expertos. Si no recuerdo mal, mi hijo ha pasado ya por cuatro valoraciones distintas de las que, naturalmente, tengo certificados definitivos. Es igual: hay que volverlo a pasear al chico porque ninguna de las valoraciones hechas por la Administración, con participación de médicos de la SS, trabajadores sociales, médicos forenses, jueces, fiscales y psicólogos sirve para nada. Quieren verle otra vez, otra vez tres nuevos profesionales quieren opinar sobre mi hijo, otra vez le van a preguntar cómo se llama en medio de un silencio sin posible respuesta que duele, otra vez le van a pedir que levante un brazo en medio de una inactividad que duele, otra vez nos van a hacer repetir su historia de treinta años inútilmente porque todo está ya en los mil papeles que la propia Administración ha ido rellenando sobre mi hijo en este tiempo. Pero no importa nada; mi hijo es un objeto de deseo para aumentar el número de afiliados a la SS, un objeto al que hay que llevar de aquí para allá una y otra vez para que los protocolos se cumplan al margen de los sentimientos, un objeto que milagrosamente -porque si no, no se explica- puede recuperar de pronto todas sus facultades deterioradas desde que nació. Concluyo. A nadie le importa nada ni mi hijo ni sus padres. Esto funciona así y si un juez me ha devuelto la patria potestad, otro me tiene que dar permiso para solicitar su ingreso en una residencia o centro de día (invocando, por cierto un artículo equivocado que se refiere a lo tutores pero no a los padres); que cuatro veces hayan valorado su discapacidad, da exactamente igual, no les basta: quieren meter -otra vez- el dedo en la vieja herida que ellos se encargan de que nunca deje de doler. La Administración está llena de impresos pero carece de corazón y de respeto. Hace campañas contra la diferencia y es la primera en segregar, de diferenciar, en "cosificar" a los diferentes. Pero pese a todo, pese a este drenaje inútil de padre que hoy escribo en nombre de muchos, el mes que viene volveremos con el crío para que le valoren porque si no, si te revelas, si gritas y exiges, careces de derechos, no existes, te falta un formulario y el expediente es papel mojado. Volveremos a exhibir a nuestro hijo y tampoco, me temo, habrá ni plaza reservada por si llueve o hace frío. Ahora se están pegando por la financiación autonómica. Me da igual ya. Si ni siquiera se dan cuenta de todo lo que han hecho mal, ¿cómo vas a esperar que rectifiquen? Crearon el error, lo heredaron y cada vez van ahondando más en él. Sucederse así es perpetuar el fracaso.
lunes 22 de diciembre de 2008 .
Existe la Navidad esa del jolgorio, las comilonas, el bullicio, las luces, los regalos, y esa otra Navidad que por desgracia, muchas familias padecen. Esa Navidad que a veces tiene la forma de un hijo discapacitado, otras veces son los padres, otras los problemas económicos, la tristeza, la soledad, etc.. A veces, nos quejamos de vicio. Mi hijo
(Andrés Aberasturi)
Casado, dos hijos; el mayor va por su cuenta y sobre el segundo, discapacitado, los jueces me han devuelto la patria potestad. Cuando tuvimos que pasar el mal trago de incapacitarlo, en el Juzgado de Familia de Madrid no había ningún sitio reservado donde aparcar el coche y hacer las maniobras pertinentes de sacar la silla de ruedas, bajar al chico y colocarlo. Dentro del juzgado (insisto: el dedicado entre otras cosas a incapacitaciones) tampoco había sistema alguno para sortear los obstáculos con la silla de ruedas pero sí un arco de esos que pita si llevas algo de metal. Los ascensores eran también normales, es decir pequeños e inadecuados para una silla de ruedas. Sigo. Para los tres que componemos la unidad familiar, una situación más o menos normal aunque siempre dura, voy por la vida con la friolera de 12 (doce) tarjetas sanitarias: tres de la comunidad de Madrid, tres de la de Castilla La Mancha (en donde vivo la mayor parte del tiempo), tres de la Asociación de la Prensa y tres más de la empresa colaboradora de RTVE. Sigo.Algunos complementos médicos que tiene que tomar mi hijo los puedo comprar en Madrid por la Seguridad Social, pero no están incluidos en Castilla La Mancha y al contrario. En Madrid a mi hijo se le considera a todos los efectos como jubilado pero no así en la comunidad vecina. Cada vez que le recetan algo en uno de los dos sitios, le dan de alta por las buenas en la Comunidad que sea y causa baja en la otra. Todo, claro, sin consultar conmigo. Sigo.Estamos citados para el próximo mes con el fin de que "lo valore" una comisión de expertos. Si no recuerdo mal, mi hijo ha pasado ya por cuatro valoraciones distintas de las que, naturalmente, tengo certificados definitivos. Es igual: hay que volverlo a pasear al chico porque ninguna de las valoraciones hechas por la Administración, con participación de médicos de la SS, trabajadores sociales, médicos forenses, jueces, fiscales y psicólogos sirve para nada. Quieren verle otra vez, otra vez tres nuevos profesionales quieren opinar sobre mi hijo, otra vez le van a preguntar cómo se llama en medio de un silencio sin posible respuesta que duele, otra vez le van a pedir que levante un brazo en medio de una inactividad que duele, otra vez nos van a hacer repetir su historia de treinta años inútilmente porque todo está ya en los mil papeles que la propia Administración ha ido rellenando sobre mi hijo en este tiempo. Pero no importa nada; mi hijo es un objeto de deseo para aumentar el número de afiliados a la SS, un objeto al que hay que llevar de aquí para allá una y otra vez para que los protocolos se cumplan al margen de los sentimientos, un objeto que milagrosamente -porque si no, no se explica- puede recuperar de pronto todas sus facultades deterioradas desde que nació. Concluyo. A nadie le importa nada ni mi hijo ni sus padres. Esto funciona así y si un juez me ha devuelto la patria potestad, otro me tiene que dar permiso para solicitar su ingreso en una residencia o centro de día (invocando, por cierto un artículo equivocado que se refiere a lo tutores pero no a los padres); que cuatro veces hayan valorado su discapacidad, da exactamente igual, no les basta: quieren meter -otra vez- el dedo en la vieja herida que ellos se encargan de que nunca deje de doler. La Administración está llena de impresos pero carece de corazón y de respeto. Hace campañas contra la diferencia y es la primera en segregar, de diferenciar, en "cosificar" a los diferentes. Pero pese a todo, pese a este drenaje inútil de padre que hoy escribo en nombre de muchos, el mes que viene volveremos con el crío para que le valoren porque si no, si te revelas, si gritas y exiges, careces de derechos, no existes, te falta un formulario y el expediente es papel mojado. Volveremos a exhibir a nuestro hijo y tampoco, me temo, habrá ni plaza reservada por si llueve o hace frío. Ahora se están pegando por la financiación autonómica. Me da igual ya. Si ni siquiera se dan cuenta de todo lo que han hecho mal, ¿cómo vas a esperar que rectifiquen? Crearon el error, lo heredaron y cada vez van ahondando más en él. Sucederse así es perpetuar el fracaso.
lunes 22 de diciembre de 2008 .
Esto que le sucede a Andrés Aberasturi les pasa a muchos ciudadanos en España.
Así es la clase política (salvo honradas excepciones) en este país, dicen que desarrollado, así son los que nos gobiernan, predican la solidaridad, la igualdad, ¡MENTIRAS Y MAS MENTIRAS.
Hace días que decidí no creer en ellos, mi voto en las próximas elecciones sera en blanco, no les daré mi voto a ninguno, pandilla de hipócritas, que solo les interesa el poder.
Ya lo dijo en su día Alfonso Guerra, ¡este país no lo va a reconocer ni la madre que lo parió!
6 comentarios:
el libro de poemas de andrés fue un éxito ya hace tiempo, el mayor éxito posiblemente de la editorial sial, en la que también publicamos pura salceda (del blog sintagma in blue, y que por cierto publicó hace tiempo un libro en coautoría con andrés sobre los chats) y este servidor de usted
s
Joder... que fuerte... estoy flipando, no tenía ni idea de todo esto... gracias por compartirlo
A mi me ha costado 4 meses conseguir una cita en salud mental infantil, para que mi hijo siga un tratamiento que tiene puesto desde que tenia 4 años.
En Alicante tiene una minusvalia reconocida y la asistencia sanitaria gratuita, en Málaga eso no sirve para nada, ni existe la minusvalia ni tiene las recetas rojas, aqui tengo que pagar la medicacion que ademas es bastante cara, pero por otro lado, si no lo veian en la USMI (salud mental infantil) no me recetaban nada, asi que lo tuve duante 20 dias sin medicar (una locura)
Ahora lo van a valorar aqui, veremos como termina la cosa...
Besitossssssssss
Un gran tipo, este Andrés. Siempre le estaré agradecido por haberme acompañado desde la radio, hace muchos años cuando pasé varios días en cama por una neumonitis que se complicó. No sabía el caso de su hijo. Feliz Año Nuevo, Javier. Que tu lucha no cese.
Andres Aberasturi lleva con gran dignidad y entereza la discapacidad de su hijo.
Hay cosas que nos inconcebibles y esa es la situacion de una persona, además es famosas, con esto solo quiero llamar la atencion que los famosos tambien sufren a veces de estas estupideces.
Claro se trata de un famoso normal y corriente, en Barcelona los jueces han quitado loa multa a los bribones de la infanta y conyugue e hijos, por circular en bici por la acera, algo que esta prohibido a todos, menos a los hijos del rey que en vez de dar ejemplo, dan la imagen de ser unos aprovechados e irrespetuosos con los demás, no es ningun secreto que estos viven dando pelotazos y ganando negocios por estar emparentados con quien estan
Que pais
que tropa
que pandilla
de sinverguenzas
Mar, eso que dices es consecuencia de la tonteria de las autonomias Antes en todo el estado ESPAÑOL se tenian las mismas competencias, los mismos beneficios No hemos ido hacia adelante, sino que hemos retroicedido
El sistema saniotario del PSOE es cargarse la sanidad publica, la asitencia social, en fin para que seguir esto es DEMENCIAL,que tu hijo tenga en su ciudad una discapacitaciojh y en otra comunidad autonoma no la tenga
Ahora los milagros son selectivos
Pues que bien
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