LA NUEVA WEB

martes, 30 de diciembre de 2008

EL CIRUJANO CLANDESTINO


Hombre de un ahínco inconmensurable, humilde de carácter, sufrió uno de los peores vejámenes que puede padecer persona alguna... "atentaron contra su dignidad humana"... pero ésto no le importó, siguió adelante, sin desmayo, es como que lo fortalecía más y cada día con mayor empeño, continuó con su tarea de aprender... ayudado por su gran curiosidad, para luego transmitir estos conocimientos con mucho amor a miles de futuros cirujanos "blancos"...La muerte de Hamilton Naki, condenado durante casi cuatro décadas al anonimato por su condición de negro, nos recuerda uno de los episodios más vergonzosos de la medicina moderna.Hamilton Naki, un sudafricano negro de 78 años, murió a finales de mayo de 2005, precisamente el día 29. La noticia no figuró en los diarios, pero la historia de él, es una de las más extraordinarias del siglo XX.El cine lo bautizó como "El cirujano clandestino". "Naki era un gran cirujano".Fue él quien retiró del cuerpo de la dadora el corazón para ser transplantado en el pecho de Louis Washkanky en 1967, en la ciudad del Cabo, en África del Sur, en la primera operación de transplante cardíaco humano con buen resultado...."El 2 de diciembre de 1967, Denise Darvaald, una joven blanca atropellada al cruzar una calle, fue trasladada con urgencia al Groote Schuurhospital (El Cabo), donde se le diagnosticó muerte cerebral, aunque su corazón seguía latiendo.En otra cama del mismo hospital, Louis Washkansky, un tendero de 52 años, agotaba sus últimas esperanzas de vivir. Entonces, el Doctor Barnard decidió intentar el trasplante. En una épica intervención de 48 horas, los dos equipos lograron extraer el corazón de la joven e implantarlo en el cuerpo de Washkansky. Los asistentes recuerdan la delicadeza con la que Naki limpió el órgano de todo rastro de sangre antes de que Barnard volviese a hacerlo latir en el pecho del hombre"...Es un trabajo delicadísimo. El corazón donado tiene que ser retirado y preservado con el máximo cuidado.Pero... ¿qué hacía Hamilton Naki, un ciudadano de segunda, que había abandonado los estudios a los 14 años por necesidad, en medio de una de las operaciones más destacadas del siglo?.Quizás las palabras del célebre Christiaan Neethling Barnard, poco antes de su muerte, lo resuman:."Tenía mayor pericia técnica de la que yo tuve nunca. Es uno de los mayores investigadores de todos los tiempos en el campo de los trasplantes, y habría llegado muy lejos si los condicionantes sociales se lo hubieran permitido".Naki era tal vez el segundo hombre más importante del equipo que hizo el primer transplante cardíaco de la historia. Pero no podía aparecer porque era negro en el país del apartheid.El cirujano-jefe del grupo, el blanco Christiaan Barnad, se transformó en una celebridad instantánea.Pero Hamilton Naki no podía salir en las fotografías del equipo. Cuando apareció en una, por descuido, el hospital informó que era un empleado del servicio de limpieza.Naki usaba chaleco y máscara, pero jamás estudió medicina o cirugía. Había abandonado la escuela a los 14 años. Era jardinero en la Escuela de Medicina de la Ciudad del Cabo.Pero aprendía de prisa y era curioso. Cambió e hizo toda la clínica quirúrgica de la escuela, donde los médicos blancos practicaban las técnicas de transplantes en perros y cerdos.Comenzó limpiando los chiqueros. Aprendió cirugía presenciando experiencias con animales. Se transformó en un cirujano excepcional, a tal punto que Barnard lo requirió para su equipo.Era un quiebre para las leyes sudafricanas. Naki, negro, no podía operar pacientes ni tocar sangre de blancos.Pero el hospital hizo una excepción para él. Se transformó en un cirujano... "pero clandestino".Era el mejor. Daba clases a los estudiantes blancos, pero ganaba salario de técnico de laboratorio, el máximo que el hospital podía pagar a un negro.Vivía en una barraca sin luz eléctrica ni agua corriente, en un gueto de la periferia.Hamilton Naki enseñó cirugía casi 40 años y se retiró con una pensión de jardinero, de 275 dólares por mes.Pero eso no le importó. El siguió estudiando y dando lo mejor de sí, pese a su discriminación.Después que el apartheid acabó, ganó una condecoración y un diploma de médico honoris causa."Ahora puedo alegrarme de que todo se sepa. Se ha encendido la luz y ya no hay oscuridad", dijo éste héroe clandestino al recibir en 2002 la orden de Mapungubwe, uno de los mayores honores de su país, por su contribución a la ciencia médica.Nunca reclamó por las injusticias que sufrió en su vida entera.Pese a su clandestinidad y discriminación, jamás dejó de dar lo mejor de sí:."Su pasión por ayudar a vivir".


6 comentarios:

El Ente dijo...

hola, VINE A DESEARTE UN FELIZ AÑO NUEVO. PRONTO ESTARE EN ACTIVO.

UN ABRAZO!!!!!!

Anónimo dijo...

No conocía la historia.
Feliz Año Nuevo sin barreras.
Un abrazo

Josete dijo...

Sensacional Javier me ha encantado la historia, te la enlazo en mis linkitos.
Feliz año amigo.

Mike dijo...

Conozco la historia. Un hombre admirable..

Feliz Años a todos!!!

Mar dijo...

Una historia preciosa!!!

Feliz año para todosssssssss

Besitossssssssssssss

BOIRA_A dijo...

Me alegra Tio Jorge que esa historia tan humana, tan entrañable ejemplar y sobre todo PROFESIONAl la hayas sacado en tu blog Esta historia no poodia quedarse sin ponerse y que mejor que en tu blog

Cuantos medicos deberian aprender de este gran hombre, a este hombre si que habia quededicarle una calle y no a Picasso, a marx a Allende y varios por el estilo

Feliz Año Nuevo a todos y d emanera especialo para Pilar tu madre ojala este año s ele haga el milagro, el milagro d epoder bajar con asiduidad a la calle