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miércoles, 12 de enero de 2011

El Estado autonómico, un monstruo de 16 cabezas

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Según una encuesta que publica el diario ABC los españoles tienen la sensación de que nuestro estado autonómico ha llegado demasiado lejos.
El estado de las autonomías se ha convertido en un monstruo de 16 cabezas.
La duplicidad de competencias es escandalosa y costosísima e inasumible para nuestra economía.
Casi la mitad de los ciudadanos (el 46 por ciento) piensan que el porcentaje del gasto público que gestiona el Gobierno de España (un 20 por ciento, frente al 40 por ciento que gestionan las comunidades y a otro 40 por ciento que corresponde a la Seguridad Social y a los ayuntamientos) es claramente escaso y debería ser mayor. El 30 por ciento lo ve adecuado y únicamente el 16 por ciento opina que es excesivo y que debería ser menor que el que ya tiene. El electorado del PP es más crítico aún y los que piensan que el gasto gestionado por el Gobierno es escaso llega al 50 por ciento, frente a la misma opinión que mantienen el 46 por ciento de los votantes socialistas.
Con lo que supone en gasto de dinero público el estado autonómico no harían falta recortes en la sanidad, asuntos sociales, pensiones y jubilaciones.
Pero estamos muy lejos de recortar gastos en las autonomías, por el contrario se incrementan, los nacionalimos son insaciables, cada día piden más y más, más autogobierno, más competencias, como si no tubieran ya bastante.
Esto no es un estado de las autonomías, esto es un estado del despilfarro, de la ineficacia.
Un estado de la verguenza.
Da pena y asco vivir en este país de políticos sinvergüenzas.

Sobrevolando el panorama, como un majestuoso Buitre Real sobre los despojos y la carroña, se sitúa el solemne Tribunal Constitucional, órgano de naturaleza mixta. Por un lado político (por la designación de su composición y por su papel constitucional) y por otro jurisdiccional (por la especialización jurídica de sus miembros y por su procedimiento y forma de decisión, altamente tecnificada y reglamentada).



Nadie sabe cual va a ser el criterio del Tribunal Constitucional. Nunca una decisión jurisdiccional tuvo tanto peso sobre ciudadanos y pueblos de España, pero a Sevach le resulta inquietante esa incertidumbre cuando al fin y al cabo, su dictamen ha de inspirarse en la Ciencia del Derecho, que como tal, no es exacta pero con grandes dosis de predectibilidad.


Sosa Wagner, padre de las autonomías (o mas bien compadre ya que formaba parte de la plural Comisión de Expertos que hizo técnicamente posible el llamado Estado de las Autonomías), con sus dotes didácticas sugería en una jugosa entrevista en el diario ovetense La Nueva España (20/8/07) que el fenómeno de la autonomía territorial era rehén de tendencias mas voluntaristas que racionales.
Considera que no se pueden poner puertas al campo, ni los pueblos pueden estar sujetos por las bridas de la fuerza, pero tampoco los Estados verse zarandeados por los caprichos o modas de grupos ideológicos de uno u otro perfil. La situación actual recuerda la de la raposa cogida en el cepo y que se libera del mismo a fuerza de roer su pata cautiva hasta que la troncha y huye con las tres sanas. El problema es determinar si el Estado es el cepo y la entidad nacionalista la raposa que podrá tener libertad pero con la pata tal vez gangrenada, o si en cambio los nacionalistas han puesto el cepo y es el Estado quien sólo podrá liberarse dejándose las patas en el intento.

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